He dirigido mi profesión hacia el trato con las personas, empatizar con ellas y ayudarlas para seguir un camino que seguramente no será fácil. Porque cuesta desvincularnos de unas costumbres ligadas con la comida. Porque cuando un acto lo repetimos muchas veces se acaba convirtiendo en un hábito, y éste puede ser bueno o no tan bueno. Porque relacionamos una emoción con lo que nos hace sentir bien, y muchas veces es con la comida. Porque la presión social, la presión laboral, familiar,… nos presiona, tanto, que acabemos automatizando nuestro día a día. Y no hay cambios.
Te acompañaré a realizar pequeños cambios que se convertirán en nuevos hábitos.